LA REFORMA DE LAS CONCIENCIAS LIBRES
José Alejandro Méndez Cortes
Hombre Libre y de Buenas Costumbres 15 de Enero del 2012 E.´.V.´.
¨Venerables hermanos, nunca creímos vernos obligados a lamentar con dolor de nuestra alma la aflicción de la Iglesia en la republica mexicana. . . después de haber privado (el gobierno) al clero del doble voto en las elecciones populares, le arrebato el fuero del que siempre había disfrutado.
El mismo gobierno fue todavía más adelante y por otro decreto se atrevió temeraria y sacrílegamente, despojando a la iglesia de la Republica de todas sus propiedades en ella. No solo desprecio el gobierno mexicano las reclamaciones de sagrados prelados, sino que decreto el destierro del obispo de Guadalajara y que se llevase a efecto la ley con severidad y prontitud.
Y todavía esto no basta, puesto que aquella cámara de diputados, entre otros muchos insultos prodigados por ella a nuestra santísima religión, a sus grandes ministros y a sus pastores, como el Vicario de Cristo en la Tierra propuso una nueva constitución, compuesta de muchos artículos no pocos de los cuales están en oposición con la misma divina religión, con su saludable doctrina, con sus santísimos preceptos y con sus derechos… levantamos nuestra voz pontificia con libertad apostólica en esta vuestra reunión completa para condenar, reprobar y declarar írritos ¹ y de ningún calos los mencionados decretos, y todo lo demás que hayan practicado la autoridad civil con tanto desprecio de la autoridad eclesiástica y de esta silla apostólica…
Esto fue mencionado por el Papa Pío IX el 15 de Diciembre de 1856.
¿ Cuales eran estos decretos que eran temidos y tan rechazados por el alto clero de México y su Roma? ¿ Porque tanta ira desatada en el corazón de sacerdotes, obispos, arzobispos, cardenales y el mismo Papa Pío IX ? ¿Que perdían junto con sus fueros y sus propiedades? ¿Quién era el enemigo tan temido por la Iglesia Católica? ¿Seguirá aún su rivalidad?
¿El enemigo era Ignacio Comonfort que decreto la confiscación de las propiedades de la iglesia católica en Puebla? ¿ El enemigo era Benito Juárez con la ley del 23 de Noviembre de 1855 que suprimía los fueros religiosos y que en 1860 expidiera, como presidente de la Republica Mexicana las llamadas leyes de Reforma.? O, ¿El enemigo del clero eran las propias leyes que Pío IX llamaba a desobedecer? ¿La ley del 12 de julio de 1859 que nacionalizaba los bienes eclesiásticos? ¿ La ley del 23 de julio de 1859 que establecía el matrimonio como contrato civil?
1.- Irrito- Nulo, sin valor. ¿La ley del 28 de julio de 1859 que funda el registro civil? ¿La ley del 31 de julio de 1859 que seculariza los cementerios? ¿La ley del 11 de agosto de 1859 que reducía el número de las festividades religiosas? ¿La ley que permitía la libertad de cultos? O, ¿ La ley promulgada por el presidente Juárez el 15 de mayo de 1869 que declaraba a la educación elemental obligatoria, gratuita y laica? ¿Qué podemos encontrar en la constitución de 1857 que provocara tanto temor en la Iglesia Católica?
La constitución de 1857 reafirma los derechos del hombre, en especial reconoce la libertad de pensar y escribir, la libertad de trabajo y enseñanza, de transito y de asociación, la anulación de fueros y títulos de nobleza, la anulación de penas infamantes y la igualdad jurídica de los ciudadanos.
Finalmente encontramos cual fue el enemigo de la iglesia a mediados de los S. XIX en nuestro país: El Hombre Libre.
Un hombre que pudiera pensar libremente y escribir aquello que fuera el fruto de su razón; un hombre capaz de preguntar, de cuestionar, de reflexionar sobre las supuestas-verdades conocidas, un hombre capaz de la duda, la pregunta y la búsqueda de la verdad.
La Iglesia Católica se oponía a las reformas de 1857, 1859 y 1869, no solo porque le regresaba a sus dueños originales – los hombres y mujeres que pagan diezmos forzosos – las tierras y sus bastas riquezas; tampoco se oponía solamente porque le quitara los fueros que la hacían impune ante sus atrocidades cometidas ¨ En Nombre del Dios Verdadero¨; tampoco se oponía a la reforma de estado solamente porque limitaban de ahí y para siempre sus posibilidades de influencia en el gobierno del país; se oponía sobre todo porque no perdería su mas preciado tesoro: el poder sobre la conciencia humana.
¿Cómo se enfrentaría la Iglesia Católica a hombres y mujeres habiendo recuperado estos su libre albedrío? ¿Cómo sujetarles, cómo someterles sin esgrimir el temor ante los infiernos? El miedo y el conocimiento son excluyentes.
El gran enemigo de la Iglesia del Siglo XIX- quizás de todos los siglos- era el Hombre Libre, para pensar, para leer, para escribir, para actuar; para SER.
Durante el Siglo XIX, hombres como Benito Juárez, Melchor Ocampo, Ignacio Comonfort, Miguel Lerdo de Tejada, Ponciano Arriaga, Guillermo Prieto, José María Mata, Ignacio Ramírez, Francisco Zarco, Santos Degollado, y muchos mas defendieron a la libertad, como principio, lo mismo para el pueblo y el gobierno, como para ser ejercida por cada ciudadano. Por ello la defensa de la República, por ello la defensa del hombre.
Entre 1858 y 1860 en la llamada Guerra de Reforma o de los tres años, se enfrentaron no solo dos partidos (liberales contra conservadores), se enfrentaron dos concepciones del hombre, aquella que lo define libre ( para ser, pensar, hablar, creer, actuar, etc. ) contra aquella que lo define digno de sometimiento, incapaz de pensar, sujeto de esclavitud, incapaz de… casi todo.
Afortunadamente, para el bien de México, de su tierra y de sus hombres y mujeres, la constitución de 1857, sobrevivió al encono de la furia y la tormenta; y fue la base para el constituyente de Querétaro de 1917. Textos ambos, liberales, creyentes del hombre por esencia libre. Textos ambos, hijos de la lucha contra los eslabones que encadenan al ser humano: la ignorancia, la miseria, la injusticia.
Los Hombres de la Reforma le dieron sentido concreto a la frase que un carpintero de Galilea dijo cuando se le quiso sorprender, hace casi 2000 años:
“Dad al César lo que es del César y a Dios, lo que es de Dios.”
La Libertad es la facultad que debe reconocerse al hombre, dada su naturaleza racional, para determinar su conducta sin más limitaciones que las señaladas por la moral y por el derecho. El ser humano nace libre y, por lo tanto, su derecho de vivir libre, no es un regalo de alguna autoridad, sino una consecuencia lógica de su propia naturaleza.
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