viernes, 28 de octubre de 2011

Apolonio de Tiana muy parecido a Jesús; Masones de la lengua española; New York


Según Gustav Meyrink, existe una serie indefinida y tal vez infinita de estados de conciencia superiores a la vigilia. Una persona despierta puede despertarse mas todavía, y pasar a un estado de conciencia superior. Meyrink escribe:

El primer escalón ya se llama genio. Los demás son desconocidos por el vulgo y tenidos por espejismos. Troya era considerada también un espejismo hasta que un hombre tuvo el valor de realizar excavaciones por su cuenta.

Éstos son algunos ejemplos de esas leyendas de que me gustaría hablar en el presente capítulo. Algunas de estas leyendas pertenecen al pasado, otras al presente. Cosa curiosa, incluso en la actualidad, los testimonios son tan contradictorios que acontecimientos contemporáneos nuestros se convierten rápidamente en leyendas. 
El primer ejemplo que he elegido es el de Apolonio de Tiana. personaje misterioso e importante, tan importante que Voltaíre lo situaba, en cuanto a importancia histórica por encima de Jesucristo.
Apolonio de Tiana ofrece otra ventaja para el buscador de maravillas y es que existe una buena biografía suya escrita por G. R. S. Mead. Un buen biógrafo debe tener ciertas semejanzas con su héroe.
George Robert Stow Mead, nacido en 1863 y muerto en 1933, era el biógrafo ideal para Apolonio de Tiana. Ultimo de los secretarios privados de Madame Blavatsky, la ayudó en los últimos tres años de su vida.
Fue redactor jefe del periódico de la Sociedad de Teosofía hasta 1909. Publicó dieciséis volúmenes, entre ellos una traducción absolutamente esencial para todo investigador de los Upanishads.
Publicó un periódico muy notable, The Quest Review, del cual se puede decir que fue el análogo inglés de La Tour Saint-Jacques. Era el hombre que hacía falta para biógrafo de un taumaturgo.
Pues Apolonio, si realmente existió (cosa no absolutamente segura por lo que se refiere a otros personajes de los que hablaremos), dejó la impresión de haber sido un personaje sobrehumano, enteramente por encima de la humanidad ordinaria.

Nace en el año 17 de la Era cristiana.
En el año 66 es expulsado de Roma, viaja a la India y luego vuelve a Grecia. Manifiesta entonces unos poderes supernormales, especialmente en el año 96, cuando ve a distancia el asesinato del emperador Domiciano. Finalmente desaparece sin que puedan encontrarse testigos de su muerte ni su tunaba. Tiene entonces entre ochenta y cien años.
Parece haber viajado más lejos aún de la India, a uno de esos países no situados en el mapa, de los cuales hemos hablado en el capítulo anterior. Así se citan sus palabras después de estos viajes:

He visto hombres que viven en la Tierra y, sin embargo, no son de la Tierra, defendidos por todas partes y no obstante sin defensa alguna y con todo no poseyendo nada más que lo que poseemos todos.

La ciudad que visitó se llamaba Iarchas, un nombre que, evidentemente, no es indio. Por lo demás, no existe rastro alguno de ella. Las descripciones que él da guardan más semejanza con la ciencia que con el misticismo. En particular, habría visto un modelo de sistema solar, construido por seres superiores a la Humanidad y que se desplazaba sin ninguna clase de soporte bajo la cúpula, construida de zafiro, de un templo.
Habría visto también cuatro «ruedas vivientes», dispositivos procedentes de otros lugares y que transportaba mensajes de los dioses. Estos dioses habrían sido seres no humanos, superinteligentes y que se habrían retirado de la Tierra después de haber puesto en marcha la civilización humana. En resumen, extraterrestres.
A su regreso a Grecia, Apolonio parece haberse interesado particularmente por las reliquias de las civilizaciones avanzadas que se encontraban aún en su época.
Visitó también Creta y luego Sicilia. Después, parece que pasó el resto de su vida en Egipto, y tal vez más allá de Egipto, en un país que sus biógrafos han llamado Etiopía, pero que nada tiene que ver con la Etiopía actual, Según él, ese país había estado habitado por hindúes budistas. No se han encontrado huellas de tal colonización hindú en las fuentes del Nilo.
Durante toda su vida realizó milagros y manifestó lo que nosotros llamamos poderes parapsíquicos: levitación, lectura del pensamiento, clarividencia y visión del futuro.
Asimismo curó enfermos y locos. Estando en Alejandría, por ejemplo, describió el incendio de un templo de Roma, lo que fue confirmado cuando llegaron las noticias.

Se le atribuye el poder de obtener fuego del éter.

Se trata obviamente de un fenómeno análogo al «fuego secreto» de los alquimistas y a lo que los judíos llamaban la «¿Gloria del Señor». Aún sabemos pocas cosas a este respecto. En términos modernos, parece tratarse de un fenómeno intermedio entre la energía química y la energía nuclear. La hipótesis es necesariamente vaga, a falta de pruebas. Se negó también a subir a bordo de un barco diciendo qué éste naufragaría, lo cual ocurrió. Acusado de brujería, se hizo invisible ante el tribunal y luego abandonó el Palacio de Justicia.
Por su parte, consideraba todos estos fenómenos como algo totalmente secundario y completamente natural. Por lo demás, explicaba que los volcanes y las mareas son fenómenos perfectamente naturales que el hombre algún día explicaría. Empleaba la mayor parte de su tiempo enseñando y respondiendo a preguntas.
Físicamente, habría parecido más bien un indio que un griego. Existen dos retratos de él, así como un busto. También hay algunas medallas. Todas esas representaciones le muestran con una larga barba y largos cabellos.
Los discípulos tenían también el aspecto «hippy», para emplear un término moderno.
No se sabe de qué vivía, puesto que rechazaba los regalos. Constantemente aludía al «conocimiento procedente de los Dioses», y a «la energía demoníaca». Pero, para él, los dioses y los demonios eran seres perfectamente reales, aunque no humanos. Los hombres poseían, según él, todos los poderes de los dioses y de los demonios, pero generalmente no sabían utilizarlos. Escribió muchas cartas, la mayor parte de las veces en clave, de las que han quedado algunas. Noventa y cinco de ellas son citadas en la mayor parte de las ediciones de Apolonio. Hay una que es particularmente interesante, la carta número 17, de la que damos aquí un extracto:

Los persas llaman a aquellos que poseen la facultad divina los Magos. Un Mago, por consiguiente, es un representante de los Dioses, o que posee en sí mismo la facultad, divina.

También escribió libros, pero ninguno ha llegado hasta nosotros más que en forma de fragmentos. Entre estos escritos había El Libro de los Sacrificios que aconsejaba no ofrecer a los dioses ningún sacrificio, pues el uso de la razón era el único sacrificio digno de ellos (se comprende que Apolonio gustara a Voltaire); El Libro de la Adivinación, en cuatro volúmenes, basado en lo que Apolonio había aprendido en la India. Los contemporáneos de Apolonio escribieron que nada tenía que ver con la astrología. Desgraciadamente, no se ha conservado ninguno de esos cuatro volúmenes. Se cita también una vida de Pitágoras, un testamento filosófico y un himno a la memoria.
Hay que reconocer que todo esto no justifica la reputación fantástica del personaje. Si ha sobrevivido es porque fue constantemente un hacedor de milagros.
Es en su calidad de taumaturgo como su único biógrafo que ha llegado hasta nosotros, Flavio Filostrato ( 170 al 245 de la Era cristiana), nos lo presenta. Esta biografía (“Vida de Apolonio de Tiana”) ha sido muy criticada y su autor ha sido considerado más bien como un novelista que como un biógrafo en el sentido corriente. Por desgracia, no poseemos ninguna biografía mejor.
Un discípulo de Apolonio, Damis, tomó notas en una libreta de apuntes que no ha sido conservada. Tal vez se encuentre algún día, como se han encontrado los manuscritos del mar Muerto.
G. R. S. Mead lo espera así. Filostrato, casi dos siglos después de los acontecimientos, reconstruye lo que Damis dijo de tercera o cuarta mano.
Se acusa a Filostrato el haber añadido milagros por su cuenta. En todo caso, está claro que no restó ninguno, al contrario. Lo que parece cierto es que, como escribe muy justamente Mead, Apolonio fue a la India con un objetivo bien definido y regresó con una misión.
 ¿A la India, o más allá de la India? No podemos responder a esta pregunta en el estado actual de nuestros conocimientos. Filostrato ignoraba todo lo referente a la geografía de la India, y dice, de vez en cuando, que Apolonio fue más allá de la India, «al fin del mundo».
¿Imagen retórica? No lo sabemos. 
Lo que afirma es que el centro de conocimientos, la central de energía que Apolonio visitó en la India, era única en el mundo de su época. El propio Apolonio escribió:

No vale la pena.
Me acuerdo a menudo de mis Maestros, y viajo a través del mundo enseñando lo que aprendí.

El punto esencial de esta enseñanza es que no hay que tener miedo de la muerte. 
Según parece Apolonio siguió la misma ruta hacia la India
La enseñanza de Ápolonio insiste también en el hecho de que hay que ser sano de mente, y entonces la salud del cuerpo vendrá de un modo, natural. Eso es lo que ha redescubierto la moderna medicina psicosomática.

Como todos los personajes fuera de serie, Ápolonio plantea problemas difíciles de resolver. ¿Puede situarse en un mapa el centro que visitó? ¿Cómo los Superiores desconocidos de ese centro conocieron la existencia en Grecia de un joven tan excepcional? ¿Cómo lo convocaron? ¿Cuál era la misión que le encargaron en Europa? Otros tantos problemas.

miércoles, 19 de octubre de 2011

Religión del Islam

El trato del Profeta, que Dios exalte su mención, hacia otras religiones puede ser mejor descrito en el verso del Corán que dice:
“Vosotros tenéis vuestra religión, y yo tengo la mía”.
La península de Arabia, durante el tiempo del Profeta, era una región en la que varias religiones estaban presentes. Allí había cristianos, judíos, zoroastrianos, politeístas, y otros no afiliados a ninguna religión. Cuando uno mira la vida del Profeta, puede tomar muchos ejemplos que representan el alto nivel de tolerancia hacia la gente de otras religiones.

Con el fin de entender y juzgar esta tolerancia, uno debe mirar el periodo en el que el Islam era un estado formal, con las leyes específicas establecidas por el Profeta de acuerdo con los principios de la religión. Aunque se pueden observar muchos ejemplos de tolerancia mostrados por el Profeta en los 13 años de su permanencia en La Meca, uno puede equivocadamente pensar que esto sólo se debía a que buscaba elevar el perfil de los musulmanes y el status social del Islam en general. Por esta razón, la discusión se limitará al periodo que tuvo inicio con la emigración del Profeta a Medina y, específicamente, una vez se estableció la constitución.

La Sahifah
El mejor ejemplo de tolerancia mostrado por el Profeta hacia otras religiones puede ser la constitución misma, llamada la ‘Sahifah’ por los primeros historiadores.[1] Cuando el Profeta emigró hacia Medina, su papel como un simple líder religioso llegó a su fin; él era ahora el líder político de un estado, gobernado por medio de los preceptos del Islam, los cuales exigían que se establecieran leyes claras de gobierno para asegurar la armonía y la estabilidad en una sociedad que alguna vez había sido afligida por décadas de guerra; leyes que debían asegurar la coexistencia pacífica de los musulmanes, los judíos, los cristianos y los politeístas. Debido a esto, el Profeta estableció una ‘constitución’, misma que detalló las responsabilidades de todas las partes que residían en Medina, sus obligaciones para con cada una de las otras, y ciertas restricciones que se imponían a cada una. Todas las partes debían obedecer lo que allí se mencionaba, y cualquier violación de sus artículos sería considerada como un acto de traición.

Una Nación
El primer artículo de la constitución era que todos los habitantes de Medina, los musulmanes, así como aquellos que habían entrado en el pacto como los judíos, los cristianos, y los idólatras, eran “una nación”. Todos eran considerados miembros y ciudadanos de la sociedad de Medina, sin importar su religión, raza o ancestros. Las personas de otras religiones eran protegidas de cualquier daño de la misma forma que los musulmanes, como está establecido en otro artículo: “A los judíos que nos siguen les corresponde la ayuda y la equidad. Ellos no deben ser dañados ni auxiliados sus enemigos”. Previamente, cada tribu tenía alianzas y enemigos dentro y fuera de Medina. El Profeta reunió a estas tribus bajo un sistema de gobierno, el cual sostuvo los pactos de las alianzas en existencia con anterioridad entre aquellas tribus individuales. Todas las tribus tenían que actuar como un todo, sin importar las alianzas individuales. Cualquier ataque sobre otra religión u otra tribu era considerado un ataque sobre el estado y sobre los musulmanes también.  

Las vidas de los practicantes de otras religiones en la sociedad musulmana también recibían estatus de protegidas. El Profeta dijo:
“Quienquiera que mate a una persona que tenga una tregua con los musulmanes nunca olerá la fragancia del Paraíso”. (Sahih Muslim)

Dado que la ventaja estaba de parte de los musulmanes, el Profeta estrictamente advirtió en contra de cualquier maltrato hacia personas de otras religiones. Él dijo:
“¡Cuidado! Quienquiera que sea cruel y duro con una minoría no musulmana o quien restrinja sus derechos o le cargue con algo mayor a lo que ellos puedan soportar, o quienquiera que tome cualquier cosa para él en contra de su libre voluntad, yo (el Profeta Muhammad) me quejaré en contra de esa persona en el Día del Juicio”. (Abu Dawud)

A cada cual su propia religión
En otro artículo, la constitución establece: “Los judíos tienen su religión y los musulmanes tienen la suya”. En esto, está claro que nada, excepto la tolerancia, sería tolerado; y que, aunque todos eran miembros de la misma sociedad, cada cual tenía su religión separada que no podía ser violada. A cada cual le era permitido practicar sus creencias con libertad, sin ningún impedimento, y no se toleraría ningún acto de provocación.

Hay muchos otros artículos de esta constitución que pueden ser discutidos, pero el énfasis será puesto en un artículo que establece: “Si alguna disputa o controversia que pueda causar problema llegare a surgir, ésta debe ser referida a Dios y a su Mensajero”. Esta cláusula sostenía que todos los habitantes de un Estado deben reconocer un nivel superior de autoridad y en aquellos asuntos que involucraban varias tribus y religiones, la justicia no podían ser tomada por líderes individuales; en lugar de eso, ésta debía ser arbitrada por un líder del estado en persona o sus representantes designados. Estaba permitido, sin embargo, para las tribus individuales que no eran musulmanas, referirse a sus propias escrituras religiosas y a sus hombres instruidos con relación a sus propios asuntos. Aunque podían, si así optaban por hacerlo, pedirle al Profeta que juzgara entre ellos sus asuntos. 
Dios dice en el Corán:
“Prestan oídos a la mentira y comen vorazmente de lo ilícito. Y si se presentan ante ti [para que juzgues entre ellos], hazlo o no intervengas [si no quieres]. Si no intervienes, no podrán perjudicarte en absoluto; y si juzgas entre ellos, hazlo con equidad. Dios ama a los justos”. (Corán 5:42)

Aquí vemos que el Profeta le permitía a cada religión juzgar sobre sus propios asuntos, de acuerdo con sus propias escrituras, siempre y cuando ello no estuviera en oposición con los artículos de la constitución, un pacto que tomó en cuenta el mayor beneficio de la coexistencia pacífica de la sociedad.

Hay muchos otros ejemplos durante el tiempo de vida del Profeta, que Dios exalte su mención, además de la Sahifah, que demuestran prácticamente la tolerancia que el Islam muestra hacia las otras religiones.

Libertad de reunión y autonomía religiosa

Dado el consentimiento por parte de la constitución, los judíos tuvieron la completa libertad de practicar su religión. Los judíos en Medina en el tiempo del Profeta tuvieron su propia escuela de aprendizaje, llamada Bait-ul-Midras, en la que ellos solían recitar la Tora, hacer actos de adoración y educarse a ellos mismos.

El Profeta enfatizó en muchas cartas a sus emisarios que las instituciones no podían ser maltratadas. He aquí una carta dirigida a su emisario ante los líderes de Santa Catalina en el Monte Sinaí, quienes buscaban la protección de los musulmanes:
 “Este es un mensaje de Muhammad ibn Abdullah, como un pacto con aquellos que adoptan el cristianismo, cercanos o lejanos, nosotros estamos con ellos. En verdad, yo, los servidores, los asistentes y mis seguidores los defienden, debido a que los cristianos son mis ciudadanos. ¡Y por Dios!, yo estoy en contra de cualquier cosa que no los complazca a ellos. Ninguna imposición debe haber sobre ellos. 

Ni tampoco sus jueces deben ser removidos de sus puestos ni sus monjes de sus monasterios. Nadie debe destruir una casa de culto, ni dañarla, ni llevarse nada de ella para las casas musulmanas. Si alguien toma algo de esto, él dañará el pacto de Dios y desobedecerá a Su Profeta. En verdad, ellos son mis aliados y tienen mi apoyo seguro contra todos aquellos con los que ellos se enemisten. Nadie debe obligarlos a viajar u obligarlos a luchar. Los musulmanes deben luchar junto a ellos. Una mujer cristiana no puede ser casada con un musulmán sin que ella dé su consentimiento. A ella no se le debe impedir visitar su iglesia para orar. Sus iglesias son declaradas bajo protección. A ellos no se les deben impedir repararlas ni dejar de observar lo sagrado de sus pactos. Nadie de la nación (los musulmanes) debe desobedecer el pacto hasta el Ultimo Día (el fin del mundo)”

Como uno puede ver, esta carta consistía de varias cláusulas que cubrían todos los aspectos importantes de los derechos humanos, incluyendo temas como la protección de las minorías que vivían bajo el mandato islámico, la libertad de culto y movimiento, la libertad de nombramiento de sus propios jueces, y de tener y mantener su propiedad, la exención del servicio militar, y el derecho a la protección en la guerra.

En otra ocasión, el Profeta recibió una delegación de sesenta cristianos de la región de Nayrán, en ese entonces una parte de Yemen, en su  mezquita. Cuando llegó el momento de su oración, ellos miraron hacia el este y oraron. El Profeta ordenó que se los dejara tranquilos y que no fueran interrumpidos.  

jueves, 6 de octubre de 2011

Avanzada Liberal Democrática.

Realiza Avanzada Liberal Democrática en el estado de Guanajuato foro nacional para analizar los temas de pobreza en el modelo económico, laboral, salud y en el campo.

El congreso realizado en el salón Rotario de esta ciudad reunió a infinidad de pensadores liberales de distintos puntos del país como el Distrito Federal, Michoacán, Jalisco, Aguascalientes, San Luis Potosí, Estado de México, Guanajuato entre otros.

El foro estuvo encabezado por Manuel Jiménez Guzmán, presidente nacional de Avanzada Liberal Democrática, agrupación política nacional, siendo el anfitrión el Centro de Estudios Filosóficos y Esotéricos A.C. de Silao.

Entre los ponentes se encontró a la diputada María Elena Cano Ayala con el tema de: “Pobreza en la educación”, Salvador Ramírez Argote, regidor del  Ayuntamiento de León, con el tema de: “Pobreza en el modelo económico”.

También se contó con la participación del ponente Mauricio G. Hinojosa Medina, con el tema de “Pobreza laboral”, así como el doctor José Xicoténcatl Liera Flores con el tema de “Pobreza en la salud” y el médico veterinario Rodolfo Alcázar Nájera, con el tema de “Pobreza en el campo”.

Hugo Zamora Granados, presidente de Avanzada Liberal Democrática en el estado de Guanajuato, junto con el secretario de esta agrupación David Monzón Arellano, comentó que la organización de este evento es con el fin de celebrar  151 años de reforma.

“Cada uno de los ponentes expuso su punto de vista en los temas que más adolecen a la población de nuestro país, estado y municipio, en donde la pobreza de las políticas públicas de las respectivas autoridades de gobierno, han frenado el desarrollo de rubros tan importantes como el laboral, educativo, salud y económico” concluyeron.
(J. Cruz Sánchez)