El código moral masónico
Se ha transmitido entre los
masones desde el principio de la masonería moderna. Tiene, por lo tanto, no
menos de 300 años.
Esta antigüedad hace que algunos de sus puntos estén
expresados de un modo anacrónico, no obstante el sentido del código, sigue
vigente. No se considera este código moral masónico, como una
especie de normas de obligado cumplimiento o un dogma de la masonería, los
dogmas no existen en masonería.
Sin embargo, como se indica en el último
punto “…el día
que se generalicen estas máximas entre los hombres la especie humana será feliz
y la masonería habrá terminado su tarea….”.
El Código Moral Masónico, es un
conjunto de normas de comportamiento ético, moral y social, que manifiestan y
promulgan seguir las distintas corrientes y ritos de la Francmasonería. El
origen de nuestro amado Código se remonta al año 1717, cuando se produjo la
primera reorganización de logias masónicas de que se tiene noticia,
creándose en aquel momento la Gran Logia de Londres y Westminster, que con el
paso de los años conformaría la Gran Logia Unida de Inglaterra.
Este Código moral, fue
definitivamente aprobado por el Convento de Lausana (Suiza),1 desarrollado
entre el 6 y el 22 de septiembre de 1875. Para la elaboración de los trabajos,
además de la propia Suiza, se comprometieron los cuerpos masónicos de Gales
(Inglaterra), Bélgica, Escocia, Francia, Italia, Perú, Portugal, Grecia,
Hungría y Cuba. Sin embargo Grecia y Escocia se retiraron antes de
tiempo, y el documento final fue firmado por los nueve Supremos Consejos que
habían permanecido representados.
Es posible que usted busque
información o haya leído alguna vez nuestro Código Moral Mason y a pesar de que
podrían variar un poco en las definiciones de nuestro amado código, siempre
todos estos conceptos convergen en un punto común, el cual es “La Superación Moral.”
"Código Moral Masónico"
Ø Venera
al Gran Arquitecto del Universo
Ø El verdadero culto que se da al Gran
Arquitecto del Universo consiste, principalmente, en las buenas obras.
Ø Ten
siempre tu alma en un estado puro para aparecer dignamente delante de tu
conciencia.
Ø Ama a tu prójimo como a ti mismo.
Ø No hagas
mal para esperar bien.
Ø Haz bien por amor al mismo bien.
Ø Estima
a los buenos, ama a los débiles, huye de los malos, pero no odies a nadie.
Ø No lisonjees a tu hermano, pues es una
traición; si tu hermano te lisonjea teme que te corrompa.
Ø Escucha
siempre la voz de tu conciencia.
Ø Sé el padre de los pobres; cada suspiro que de
tu dureza les arranques, son otras tantas maldiciones que caerán sobre tu
cabeza.
Ø Evita
las querellas, prevé los insultos; deja que la razón quede siempre de tu lado.
Ø Parte con el hambriento tu pan, y a los pobres
mételos en tu casa; cuando vieses al desnudo cúbrelo y no desprecies tu carne
en la suya.
Ø No
seas ligero en airarte porque la ira reposa en el seno del necio.
Ø Detesta la avaricia porque quien ama la riqueza
ningún fruto sacará de ella y esto también es vanidad.
Ø En el
corazón de los sabios está donde se practica la virtud y el de los necios donde
se festeja la vanidad.
Ø Si te avergüenzas de tu destino, tienes
orgullo; piensa que aquél ni te honra ni te degrada; el modo como lo cumplas te
hará uno u otro.
Ø Lee y
aprovecha, ve e imita, reflexiona y trabaja; ocúpate siempre en el bien de tus
hermanos y trabajarás para ti mismo.
Ø No juzgues ligeramente las acciones de los
hombres; no reproches y menos alabes; antes procura sondear bien los corazones
para apreciar sus obras.
Ø Sé
entre los profanos libre sin licencia; grande sin orgullo; humilde sin bajeza;
y entre los hermanos, firme sin ser tenaz; severo sin ser inflexible y sumiso
sin ser servil.
Ø Habla moderadamente con los grandes;
prudentemente con tus iguales; sinceramente con tus amigos; dulcemente con los
pequeños y eternamente con los pobres.
Ø Justo
y valeroso defenderás al oprimido; protegerás la inocencia, sin reparar en nada
de los servicios que prestares.
Ø Exacto apreciador de los hombres y de las
cosas, no atenderás más que al mérito personal, sean cuales fueren el rango, el
estado y la fortuna.
Ø El día
que se generalicen estas máximas entre los hombres la especie humana será feliz
y la Masonería habrá terminado su tarea y cantado su triunfo regenerador.