viernes, 12 de marzo de 2010

El Circo: “Transitamos, pues, entre piruetas de cuerda floja, coléricas denuncias y golpes de pecho”


Punto Norte
Por Antonio Magaña/ La Crónica
 El circo
 Hace dos años, el ex rector de la UNAM, Ramón de la Fuente, lanzó una dura crítica a la clase política, para lo cual retomó las palabras del escritor Octavio Paz:
“Podríamos decir que hemos asistido a un espectáculo, en el que ha reaparecido una troupe de acróbatas, saltimbanquis, payasos, contorsionistas, trapecistas, amazonas, magos, prestidigitadores y, claro, domadores.
“Transitamos, pues, entre piruetas de cuerda floja, coléricas denuncias y golpes de pecho”.
La crítica del ex rector es vigente. El escenario político nacional se convirtió en una gran carpa, con más de 500 actores en escena, en un circo de tres pistas, con galerías, asientos y bancas para el respetable público.
En cada función se presenta lo más granado del entretenimiento, con los consagrados de la pantalla chica, entre los que destacan los mejores actores del humor negro, cómicos, bufones, mimos, histriones, títeres y titiriteros mexicanos.
En la tragicomedia nacional se recrean las escenas de Mecánica Nacional; así como los diálogos entre ‘Cantinflas’ y Medel, Pedro Malo y Jorge Bueno; los monólogos de Susanito Peñafiel y Somellera, del gran Makakikus y de la india María.
Los parlamentos, inspirados en la violencia doméstica y Polo Polo, están cargados de reproches, vituperios, injurias, diatribas, acusaciones, denuncias, injurias, descalificaciones, mentiras y calumnias.
En cada función destaca el pleito callejero, en el que todo se vale. Los actores suben al escenario y se propinan toda suerte de golpes bajos, pellizcotes, cachetadas, topes, escupitajos, piquete de ojos, y hasta el ilegal jalón de la trusa.
En pleno trapecio, los payasos se maldicen, se dicen palabrotas, se burlan del otro, se propinan soplamocos, sacan a relucir los defectos físicos y morales del contrario, se recuerdan a la progenitora y se retan a ver quién dice más mentiras y a someterse a la prueba del polígrafo.
Durante las funciones, que pueden montarse cualquier día y a cualquier hora, el público no se mueve de sus asientos, goza, ríe, festeja y se avergüenza de las gansadas, insultos, ocurrencias, sandeces y vulgaridades de los comediantes, quienes dan lo peor de sí en cada exhibición.
Con tal de ganar notoriedad en las distintas pistas del gran circo político nacional, a los actores no les importa hacer el ridículo y se muestran cual son: Mezquinos, ignorantes, autoritarios, corruptos, soberbios, avaros, intolerantes, corrientes, mentirosos, incompetentes y cínicos.
En un país donde 20 millones de ciudadanos se están muriendo de hambre, la prioridad es la millonaria puesta en escena. En estos momentos es más importante darle al pueblo circo, que pan.
Los saltimbanquis, payasos y contorsionistas perciben al mes 77 mil 888 pesos por concepto de dieta, 45 mil 789 para asistencia legislativa y 28 mil 772 para sus actividades de gestión y atención ciudadana.
Como la vida en el trapecio y la cuerda floja es dura y peligrosa, los cirqueros cuentan además con un seguro de gastos médicos mayores, cuya suma asegurada básica es de hasta mil 500 salarios mínimos mensuales, y un aguinaldo equivalente a 40 días de su dieta.
Para aligerar la pesada vida en el circo, los acróbatas también cuentan con un fondo de ahorro, que consiste en la aportación de hasta 12% de su dieta bruta mensual, seguro colectivo de vida, gastos funerarios, pago de dentista, oculista, comidas, boletos de avión y chofer, entre otras prestaciones.
El Circo de San Lázaro, con sus malabaristas, acróbatas, contorsionistas y políticos deformes, o fenómenos de expresiones mórbidas, constituyen la principal muestra de la cultura política y de construcción de la democracia quien, en el escenario, hace el papel de la “Tonta”.
Refilón: San Lázaro: ¿La democracia es tonta, o los electores?
Ni me salgo ni me sacan: Rafael Ayala va al Cobach. Ojalá rescate el prestigio y calidad de esa institución, que en menos de dos años hundió Norbertito Corella Torres.
El nepotismo en acción: Torres por aquí, Torres por allá.

       Atentamente:

 Arturo Camacho Quintana
         Consultoría Jurídica