REFLEXIONES:
Después de haber recibido los efluvios de los dioses, o cuando menos ellos lo creen, me puse a reflexionar, y en franco dialogo con mi conciencia, me dije, parafraseando a LUIS UMBERT SANTOS:Soy masón porque soy libre, trato siempre de hacer las cosas con honradez, y siempre lo seguiré haciendo. Busco y encuentro que mis intenciones siempre han sido sanas, antepongo la razón y siempre mis actos son fundadas en la verdad, en mi verdad, pero nunca daño a nadie.
Sabemos que los que actuamos así, estamos mas expuesto a ser perseguidos, y también encarnecidos por los eternos cultivadores de la hipocresía. Recibo con gran entereza, la, petición de mi degollamiento, pero aunque esto pasara, no existe fuerza capaz de contrarrestar el poder de la verdad, cuando ella levanta, por sobre las miserias humanas, su estandarte de redención.
De la verdad se valen los justos para hacer que prevalezca el sentido de la equidad y la decencia humana. De ella se valen los moralistas para inculcar en sus adeptos, las buenas costumbres y las ideas correctas. De ella se valen los hombres honrados. LOS MASONES, para desenmascarar a los villanos, para descubrir la podredumbre de los PERVERSOS.
La verdad es salud, decía Platón, y es el supremo bien del que depende, en gran parte, la felicidad de todos los hombres, y Sócrates nos aconsejaba que influyéramos en nuestros semejantes, para que practiquen la verdad como primera virtud; porque la verdad es acero y es diamante. Acero que fortalece el carácter para las más encumbradas manifestaciones del alma; y diamante que ilumina la voluntad para los más altos menesteres del pensamiento.
Después de haber transcrito algunos pensamientos, quiero referirme a tan inicua, incolora, e insípida petición de mi degollamiento, y ratifico ahora, como siempre que no cejare en los actos que he hecho y que seguiré haciendo.
Seguiremos diciendo verdades, descubriendo a los hipócritas a los fementidos y a los ambiciosos, que denigran y corrompen a nuestra Gran Institución, aun a pesar de que me degollen, que no significan que me van a quitar la existencia, porque a pesar de tan insanos deseos, mi corazón seguirá latiendo par sentirme subyugado por el amor, y seguir observando la belleza, porque contra todo.
Seguiré siendo libre, es lo que me emociona, y con ello buscare la justicia, que es mi gran anhelo, y porque es mi gran deseo que todos sen felices, porque el serlo me hacen feliz a mi, siento como dice Umbert, que todos estos ideales solo se encuentra en el seno de la Francmasonería, y mientras el Gran Arquitecto tu y ustedes me lo permitan aquí seguiré.
Se me están nublando los ojos, pero no por mi sino por aquellos pobres que han perdido el real sentido de la verdad aquello que se oponen a la evolución, a la, renovación constante. No tenemos el derecho de detenernos en el tiempo ni ante el espacio. Seguiremos con nuestra quijotesca actitud de tener ilusiones que vayan en beneficio de la humanidad, lucharemos contra todo que vaya en contra de la razón y contra aquellos que usan de nuestra orden en beneficios propios.
“Los perros ladran; es por el motivo de que seguimos avanzando”.
Frase muy adecuada para el momento; si se fijaron en este pobre humano que de ni de ellos me acordaba, y están ladrando pues es que pretenden detener nuestro progreso, y eso no se podrá permitir, al menos de mi parte, y tendrán que seguirme cortando la cabeza, en muchas ocasiones, pero renaceré como el ave Fénix. Sabemos que la masonería es una revolución de ideas, de desinterés y altruismo, las obras que realizamos son del presente y del mañana, porque nuestra Gran Institución es un ente que rompe con todo pasado que se opone al porvenir, pero recuerda con respeto a aquellos que formaron nuestra Institución que en su tiempo nos dieron las bases para estar ahorita en actividades progresistas.
Por ultimo, creo que estamos en tiempo, y mientras permanezcamos seguiremos luchando contra nuestros enemigos, contra las calumnias inconscientes, pero casi siempre intencionalmente, solamente con el afán de perjudicar, pero nada me importan esos ataques, seguiré siendo el mismo, y advierto que si es mayor el ataque mayor será mi trabajo en beneficio de la Orden que me cobija en mis quehaceres que me gustan. Para terminar quiero recordar aquel poema de Rubén Darío que dice:
“Puede una gota de lodo, sobre un diamante caer, puede también de este modo su fulgor oscurecer, pero aunque el diamante todo se encuentre de fango lleno, el valor que lo hace bueno no perderá ni un instante, y será siempre diamante por mas que lo manche el lodo”
Es cuanto
M.•. M.•. HECTOR MANUEL VEIGA GALINDO
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