17 agosto,
2015 Afecto, Autovictimización, Complejo, Conductas
psicosociales, Daño moral,
Descalificación, Fundamentación, Justificación, Lástima, Manipulación, Manipulador
oculto, Manipuladores, Víctima moral, Victimas.
Antonio Las
Heras, Carl G. Jung
Manipuladores
ocultos…
“Me
descalifica… Lo hace para descalificarme…”
Escribe
el Prof. Dr. Antonio LAS HERAS
Es muy importante prestar atención
al trasfondo de ciertos discursos que – hoy por hoy – suelen resultar
frecuentes. Personas, quienes ocupando rol de víctimas, lastimeramente se
quejan sobre lo maltratados que son a todo aquel que acepte prestarles el oído.
Discursos de ésta índole:
“Ayer, la verdad, me sorprendió lo
que dijiste y me dejó pensando cómo buscas situaciones para descalificarme y
darle lugar a tus dichos de que hago todo mal… me llaman la atención estas
situaciones por que yo tengo muy claro lo que hice así como lo que dije y nada
de eso justifica que tengan malas opiniones sobre mí.”
“Está claro que buscas descalificarme
permanentemente y cualquier cosa te sirve para eso. Haga lo que haga vos todo
lo transformas en una falta.”
Pareciera que se trata de alguien
que esta afectivamente herido; una persona que se siente afectado por falsos e
injustos dichos ajenos.
Pero lo cierto es que éste tipo de
decires son muy usuales en manipuladores ocultos. Desde la autovictimización y
la búsqueda de provocar lástima en los demás, persiguen generar cambios
conductuales en aquellos otros.
Alcanza con analizar los dos textos
transcritos más arriba para notar – de inmediato – que son frases vacías de
contenido. Adjetivan si; pero no buscan probar racionalmente la posición que
pretenden sostener. No hay fundamentación alguna. Más bien aparecen como meras
producciones emotivas; algo que bien puede ser un sentimiento pero no por ello
un hecho cierto.
Ocurre que, para fundamentar sus
reiteradas quejas, tendrían que exhibir pruebas concretas. Pongo un caso, si
alguien me dijera que yo escribo mal, ni se me ocurriría expresarle que dice eso
para descalificarme, sino que le mostraría los comentarios críticos favorables
que se han hecho a mis libros. O bien, teniendo yo certeza sobre la calidad de
mi escritura, haría oídos sordos a tales comentarios.
Empero, cuando los dichos quedan
circunscriptos a meros lamentos estamos frente a alguien que busca falsear una
verdad que le han arrojado sobre la cara. Y si bien es cierto que tales
reacciones pueden ser inconscientes (nos recuerda Carl G. Jung que toda
reacción desproporcionada tienen su causa en que se afectó un complejo que se
halla sin resolver) en otras oportunidades se trata de reales manipulaciones
cuyo objetivo no es otro que seguir dirigiendo conductas ajenas.
Por eso ante situaciones así uno
suele señalarle a quien aparece como víctima: “Si tanto daño moral te
están haciendo, ¿por qué no tomas inmediata distancia de ese dañino vínculo?” ¡Porque,
la verdad, ninguno se queda quieto dentro del edificio cuando están gritando
que hay un incendio!
En estos casos el autovictimizado comienza
a enunciar una cantidad de motivos (siempre banales e injustificados) por los
que no puede dejar de lado a quien lo mortifica; más todavía, aprovechará
nuestra propuesta para volver a remarcar que todo sería distinto si el otro
cambiara su conducta y empezara a ser como se desea. Allí queda evidenciada la
conducta manipuladora de quien está fungiendo como agredido moral.
Mas podemos hacer otra cosa.
Indicarle que ya que no encuentra la fuerza para alejarse de esa fuente dañina,
debiera consultar un profesional idóneo. Allí es cuando nos responderá que él
está muy bien, que no necesita ayuda alguna, que lo que está haciendo es lo
correcto y que, en todo caso, habría que decirle al otro que vaya al
profesional.
Como puede advertirse esto que hemos
denominado el manipulador oculto es un bastión realmente
inexpugnable. Por eso recomendamos a quien se enfrentan a tal tipo de
personalidad que sean ellos quienes con premura tomen distancia de esas
autoproclamadas “víctimas”. Eso sí, al actuar de este modo los obligarán a
salir a buscar nuevas relaciones donde les sea posible volver al sitio cómodo
de presentarse como pobres maltratados morales.
Antonio LAS
HERAS es doctor en Psicología Social y magíster en Psicoanálisis. Profesor de
Psicología Junguiana en la Universidad Argentina John F. Kennedy. Gran Cruz
Kennedy (1998) “por sus investigaciones originales en Psicología Junguiana.”
Autor del best seller “Permiso Para Una Vida Mejor” (Guía para el desarrollo
del poder mental y creación de pensamiento positivo), Editorial Atlántida.
www.antoniolasheras.com alasheras@hotmail.com
@LasHerasAntonio
Tel.: 54 11
4502 9692
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