Guatemala: Conferencia
Episcopal ¿al servicio de quién?
ElQuetzalteco
Por Ollantay
Itzamná
https://comunitariapress.wordpress.com/2015/03/05/guatemala-conferencia-episcopal-de-guatemala-al-servicio-de-quien/
El pasado 24
de febrero, la Conferencia Episcopal de Guatemala (CEG), lanzó su comunicado
pastoral titulado “Ante el bloqueo de caminos”. En dicho documento pastoral los
obispos católicos de Guatemala sostienen lo siguiente:
“En los
últimos años, la práctica de bloquear vías de comunicación se ha convertido en
una práctica normal (…) Tales bloqueos también son con frecuencia resultado de
proyectos ideológicos que pretenden crear desestabilización social y política y
alterar el normal desarrollo de la actividad económica del país. (…) Con
frecuencia estas son acciones fundadas en consignas ideológicas que no están
orientadas a la construcción del bien común (…)”[1].
¿Por qué el
contenido del comunicado coincide con el discurso del Comité Coordinador de
Asociaciones Agrícolas, Comerciales, Industriales y Financieras (CACIF) de
Guatemala? ¿Por qué intentan descalificar la protesta de las y los
excluidos con el tabú ideológico y no denuncian las causas del bloqueo de
caminos? ¿Acaso no son los empobrecidos quienes soportan el permanente bloqueo
de derechos y oportunidades durante los 365 días del año? ¿De qué estabilidad y
paz social hablan los obispos? ¿De la estabilidad de los ricos? Para las
grandes mayorías, excluidas y empobrecidas del país, no existe ni paz, ni
estabilidad, porque el hambre producto de la avaricia de los ricos no les
permite conciliar el sueño.
Mientras el
Papa Francisco I intenta, con sus mensajes sociales, atenuar la estampida
creciente de la feligresía del redil católico, jerarcas de Guatemala subestiman
el despertar de “sus” creyentes nacionales, e intentan re arrodillarlos al
servicio de los privilegiados patrones católicos.
La casta de
patrones de Guatemala sabe que la molestia y el resentimiento popular
creciente, frente al recargado sistema neoliberal, está en buena medida animado
por animadores y catequistas de las parroquias. Es más, casi el 100% de las y
los insubordinados movilizados son cristianos (católicos y evangélicos).
Además, son conscientes que la capacidad creativa de la resistencia popular
pacífica sobrepasa la capacidad mental de los estrategas de la criminalización
y la represión. ¿Será por eso que, ahora, recurren a los agentes espirituales
para desmovilizar a los insubordinados?
Este y otros
documentos de la CEG no sólo externalizan el envejecimiento intelectual y el
hundimiento moral de los jerarcas católicos, sino es una materialización más de
la función primordial que cumplió y cumple la jerarquía católica para el
sistemático empobrecimiento y colonización de nuestros países. Todo a cambio de
recompensas económicas y reconocimientos sociales por parte de la casta
patronal.
El subversivo
movimiento místico-espiritual de las y los seguidores del judío, llamado Jesús
de Nazaret, fue convertido en una religión oficial del imperio romano, en el
siglo IV. Así este movimiento de liberación se convirtió en el instrumento más
eficiente para la dominación/empobrecimiento de los pueblos, y el
enriquecimiento de unos pocos católicos privilegiados.
Simón Bolívar
dijo: “No nos dominarán por la fuerza. Nos dominarán por ignorantes.” Pero, en
países como Guatemala, donde hay más iglesias que niños felices, no nos dominan
por la fuerza, ni sólo por ignorantes, sino sobre todo por creyentes.
En Guatemala,
en la segunda mitad del siglo XIX, los liberales, al igual que en varios países
de Centroamérica, intentaron impulsar cambios estructurales para democratizar
el conocimiento, la ciudadanía, los derechos y la economía del país.
Modernizar, llamaron ellos. Pero, los privilegiados católicos (en nombre de
Dios) con una infinidad de artimañas supersticiosas, incluso con el uso de la
fuerza, revirtieron aquellos loables intentos. Francisco Morazán fue vencido
por prédicas amenazantes desde los púlpitos. (MARTÍNEZ, 1992)
En el siglo
XX, la denigrada Revolución Nacional (1944-1954) recibió el tiro de
gracia con la Carta Pastoral (1954) “anti comunista” de la jerarquía católica
que vilipendiaba y amenazaba con el castigo del infierno eterno al comunista
Jacobo Árvenz y a sus seguidores de persistir en sus “caprichos” de socializar
la tenencia de la tierra en el país.
Dicha carta
pastoral fue distribuida y leída simultáneamente en todas las parroquias, en
los últimos domingos previos al derrocamiento del gobierno revolucionario.
Incluso, avionetas “desconocidas” sobrevolaron las ciudades principales regando
desde el cielo dicho documento como panfletos. Así se desmovilizó a indígenas y
campesinos creyentes que bien pudieron defender desde las calles aquel intento
revolucionario. (SCHLESINGER y KINZER, 1982)
Desde hace
algunos años atrás, la tercera ola de la invasión del capitalismo por
despojo-expulsión en Guatemala también recurrió y recurre al método de la
instrumentalización de la religión para invadir y apropiarse las tierras de los
creyentes.
Para defender
y legitimar la invasión de los monocultivos, en 2012, el Arzobispo de
Guatemala, salió en defensa de las esclavistas empresas azucareras, predadoras
de la vida.[2] Desde la televisión, el mitrado intentó desmentir todas las
penurias que padecen las y los jornaleros exprimidos hasta con trabajos de 12 a
14 horas diarias en los cañales por sueldos por debajo del mínimo establecido.
(CODECA, 2013). Así fue cómo la Guatemala creyente nuevamente se resignó y se
encarceló en la prisión verde de los monocultivos en la que, ahora, sobrevive.
En la actualidad,
las comunidades campesinas e indígenas se sienten amenazadas, violentadas en su
último reducto de vida, sus territorios, por los agentes del “desconocido”
programa de Alianza Público Privado y del capitalismo metálico. Éstos van por
todo, y por todas partes, en busca de los residuos dejados los saqueadores
anteriores. En especial en el área de energía, infraestructura, minería y
servicios básicos.
Frente a esta
acelerada cabalgata de los jinetes del apocalipsis maya, las comunidades
afectados se organizan y movilizan, en el marco de la democracia participativa.
Pero, el Estado, convertido en tramitador de concesiones, y escolta de los
agentes de la “inversión privada”, intenta escarmentarlos con “mano dura”,
incluso asesinando a defensores/as comunitarios de derechos. Pero, como esta
represión violenta, lejos de escarmentar, acrisola las luchas sociales, los
ricos nuevamente utilizan a la jerarquía católica como agentes eficientes para
mantener su hegemonía.
Cuantos se
sienten interpelados por el comunicado pastoral de la CEG, en defensa de los
intereses del CACIF y de los jinetes de la debacle planetaria, deberían
comenzar a revisar la historia de Guatemala en comparación con otros países.
¿Por qué será que países cuyas poblaciones son menos creyentes viven con mayor
igualdad socioeconómica que en Guatemala? ¿Por qué será que en países donde
abundan más biblias, pastores, iglesias que libros, profesores y escuelas
sobreabunda la miseria, el hambre y la desigualdad social? ¿Será que Dios no
ama a sus creyentes? ¿O será que Dios renunció a ser Dios?