lunes, 25 de febrero de 2013
miércoles, 20 de febrero de 2013
miércoles, 13 de febrero de 2013
miércoles, 6 de febrero de 2013
EL MASÓN DILIGENTE Y ASIDUO
R.·.H.·.MARIO ROLLERI MUENTE
Gran Logia Constitucional del Perú
Una definición de lo que es Masonería, nos dice que
ésta es un arte útil y benéfico, cuyo fin inmediato es la filantropía y su
fin ulterior el perfeccionamiento de la humanidad. Como arte, la Masonería tiene sus secretos y
en todo arte existe un misterio que
requiere una progresión gradual de conocimientos, para llegar a un grado de
perfección.
Ningún hombre, puede sobresalir en un arte, si no se ha
instruido y ejercitado debidamente, asimismo el Masón que no ha tenido una
asidua aplicación en los diversos grados y cargos, no puede conocer a
fondo la Masonería; pero no por ello debe creerse que para gozar de los
beneficios de la Orden o ser partícipe de sus privilegios, sea absolutamente
necesario el conocimiento de todas las partes intrincadas de las ciencias y
artes masónicas; tales conocimientos puede adquirirlos el Masón diligente y asiduo,
que dispone de más tiempo y de medios para dedicarse a estudios profundos y
elevados ;tanto aquellos hermanos como estos, son necesarios en la Orden, pues
siendo tan distinta, la naturaleza de cada hombre, unos tienen lo que otros
necesitan y viceversa, por ello dentro de la Masonería sus miembros se
complementan en todas las circunstancias.
Pero hay algo que es común a
todos los masones y es esencial en ellos, esta es la Mística Masónica.
Entendida la Mística, como el afán constante de
perfeccionamiento espiritual y como acción positiva e invariable. El
conocimiento de ella, es ilimitado, alcanzarla exige una dinámica y requiere a
la vez de sustento y este sustento en la Masonería
es la Mística, tradición y herencia que hemos recibido los Masones como legado de honor.
La Mística es un concepto espiritual que anida en el corazón, es un sentimiento
de fe, es respeto, es afecto, es superación ,es búsqueda constante de la
felicidad para todos, es convencimiento y firmeza en los grandes ideales de
nuestra Augusta Institución, es consecución de metas, es entrega total, todo
ello y mucho mas es la Mística
Masónica.
El Masón es un ser de profunda vocación de servicio; El
Masón es un estado del ser del hombre, para ser Masón es menester actuar
conforme lo exige la masonería. De aquí se desprende que no existe buen o mal
masón. Simplemente se es Masón
o no se es Masón.
Nadie puede ser automáticamente Masón por el solo
hecho de haber sido iniciado en la masonería. Es con la práctica en Libertad, Igualdad y Fraternidad,
que se llega a asumir la condición de Masón. Con la Ceremonia de Iniciación, los
hombres ingresamos a la masonería, Pero ¿a cuántos de ellos ingresa realmente
la masonería?, no se trata HH:. de que el Masón sea una persona perfecta,
la masonería no busca eso, sabe que tratamos con hombres y mujeres de carne y
hueso, lo que busca la masonería, es abrir la mente y el corazón de los
iniciados, para ayudarlos a encontrar por si mismos la verdad, y así auto
liberarse y auto realizarse, para contribuir con ello a mejorar la humanidad.
Virtualmente, todos los hombres deberían ser Masones. Categóricamente,
todo ser humano podría ser Masón. Desafortunadamente, no todos los
hombres son masones.
Y estas ideas nos llevan a preguntarnos, y ¿como forma el Masón su mística?
Muchos de quienes hemos visto la luz Masónica y hemos
nacido a esta vida nueva, hemos abrazado a la masonería por sus principios,
porque tenemos mística Masónica porque respetamos y protegemos el hogar ajeno,
como si fuera el propio, porque actuamos considerando que las familias de
todos, son como nuestras familias muy cercanas, cuando realizamos el
trabajo masónico pensando en la grandeza de la Orden, porque creemos en
el honor del Masón y actuamos como tales, cuando la fe que profesamos se
orienta exclusivamente a la consecución de aquel fin ulterior de la masonería.
En suma HH:. la mística masónica es esencia de moral, es pasión profunda,
es acción enérgica, es poder que no encuentra obstáculos, es fuerza que
cohesiona, que impulsa, que apoya, que atrae, que obliga a dar, que enseña a
recibir y la encamina hacía lo grande; y como en la ley de la igualdad de
los contrarios, elimina lo secundario, lo negativo, lo inconveniente, lo
malsano.
Es pues mediante el trabajo intelectual de
interpretación de nuestros símbolos y mediante el trabajo físico y
síquico, para subordinar a la materia, que el masón forma su mística y la
perfecciona. Es conveniente puntualizar aquí, que la masonería no obliga,
solo indica al individuo , la necesidad de labrar con sus esfuerzos, su propio
camino de progreso, trabajando primero como obrero, luego como compañero y
finalmente como maestro, para contribuir a la realización del fin supremo.
Podría concluir afirmando que el misticismo masónico es el simbolismo hecho
espíritu y acción en el Masón.
QQ:. y RR:. HH:. , dejo a mis Hermanos la respuesta a
mi pregunta, solo ellos sabrán responderla, acordémonos SOIS MASON? MIS HH:. ME
RECONOCEN COMO TAL…, y yo, mientras tanto, seguiré en el
interior de la cantera simbólica, para continuar con la interpretación
masónica de nuestros emblemas y herramientas , seguro de que emprendo el camino
que me permitirá formar mi mística, para contribuir mediante mi lote de
trabajo, con todos mis hermanos esparcidos sobre la faz de la tierra, el
perfeccionamiento de la humanidad y estaré –llegado el día- preparado
para presentarme ante el gran pórtico del oriente eterno, como todos lo
haremos , a dar cuenta de mis actos y recibir mi justo salario, que nos será
dado fraternalmente en premio y recompensa a nuestro esfuerzo por el G:.A:.D:.U:.
Ø Fotos, BESOMI de internet. REENVIO SALVADOR LOPEZ MENDOZA GR ..COM ..DE REL..
martes, 5 de febrero de 2013
El Sospechosismo en México
Siempre lo
sospeché. Sospechaba que el vocablo "sospechosismo" no había sido de
la autoría de Santiago Creel, como suele decirse desde 2004, cuando entonces el
panista era secretario de Gobernación. "La palabra es adecuada, porque
significa andar sospechando de todo, es más bien una actitud", dijo en una
entrevista que le hiciera Víctor Trujillo, para el noticiario "El cristal
con que se mira", a donde había ido a defender su expresión, ya que había
causado un gran revuelo especialmente entre los políticos. Lo que resulta
sumamente sospechoso es que Creel nunca haya aclarado que la palabra no nació
de su "ingenio". Pero afortunadamente Carlos Fuentes nos despejó la
sospecha en su libro En esto creo, p.159: "Hay en México demasiados
'sospechosistas', como los llamaba Daniel Cosío Villegas. México sería la
víctima eterna de una vasta conspiración extranjera para explotarnos,
ridiculizarnos, humillarnos". Por lo que se refiere al historiador Cosío
Villegas, leemos en su libro de artículos Crítica del poder: "El mexicano
es sospechosista por naturaleza". Y en el de sus Memorias, escribió:
"Casi de un modo inevitable, alguna gente de esa que he llamado
'sospechosista' soltó la conseja de que el presidente Echeverría nos había
pagado el viaje".
Si viviera don Daniel Cosío Villegas
(1898-1976), seguramente corroboraría cómo el mal del "sospechosismo"
nos sigue aquejando y, actualmente, ya se encuentra en el DNA de los mexicanos.
Todos sospechamos de todos y de todo. Ya nadie cree en nadie ni en nada. Cuando
vemos un sacerdote caminar a lo lejos, en seguida pensamos: "seguro es un
pedófilo". Basta con que vayamos a un banco a depositar un billete de 500
pesos para que la cajera lo tome entre sus dedos, lo aleje de su vista y lo
observe con cuidado a contraluz para saber si es falso. Si vamos a la pollería
y pedimos un kilo de pollo, lo primero que preguntamos es: "¿Seguro que
está fresco?". "Puede estar usted segura", contesta el empleado.
Al llegar a nuestra casa, lo primero que hacemos es olerlo. Aunque el ave no
tenga un olor extraño, lo ponemos a cocer con muchas sospechas. Cuando leemos
las noticias referentes a la explosión de Pemex, nos preguntamos a pesar de no
tener bases: "¿No será un auto atentado para causar pánico entre la
sociedad? ¿No serán los Zetas?". Pocos asuntos púbicos han causado tanto
"sospechosismo" como la reciente liberación de Florence Cassez: que
si EPN no habrá negociado con el gobierno francés; que si los jueces no
recibieron dinero para darle un amparo; que si "la francesa" salió el
mismo día que el escándalo de Monexgate para distraer a la opinión pública,
etcétera, etcétera.
Esta neblina mental en la que se ha convertido
el "sospechosismo" mexicano nos persigue por todas partes. Allí está,
en las sobremesas de los restaurantes. "Quiero un tequila pero sírvamelo
en la mesa, por favor". Cuando pagamos en la gasolinera: "¿Seguro me
llenó el tanque?". Una vez que nos aseguran que sí lo llenaron, aparece
una sospecha más y preguntamos: "Oiga, ¿no le di un billete de 500, pensando
que era uno de 200?". Nos vamos de los establecimientos convencidos de que
nos robaron por partida doble: gasolina y el billete. Lo mismo sucede con los
maridos "bolseados". A media mañana, le hablan desde su celular a su
esposa: "Oye, yo tenía en mi cartera dos billetes de a mil. Me acuerdo
haberlos sacado ayer del cajero automático. Falta uno...". Aunque la mujer
jure y perjure que no fue ella, el pobre marido ahora sospecha hasta de su
memoria: "A lo mejor con ese billete pagué mis medicinas y ya no me acuerdo...".
No obstante, de la que más sospecha es de su cónyuge y ella a su vez sospecha
que si nunca tiene dinero su esposo es porque tiene "otra". Cuando
recibimos la cuenta de luz, la del teléfono y la del gas, sospechamos que nos
están robando en pesos y en especie. A pesar de todo, pagamos echando pestes,
seguros de que alguien nos está estafando. Cuando vemos las noticias en la
televisión mexicana pensamos que todos mienten, incluyendo el cronista
deportivo. "Seguramente le va al contrario, por eso dice que para él no
fue gol". Todo el público sospecha del árbitro, los aficionados locales
suponen que está a favor del equipo visitante y los visitantes sospechan que
está a favor del local. Sospechamos de todos: de los médicos, de los análisis
de los laboratorios clínicos, del taller mecánico, del plomero, del cerrajero
(¿y qué tal si se quedó con una copia de la llave de departamento?), de la
trabajadora doméstica (para mí que se está llevando a su casa arroz, el jabón
para lavar, sopas de pasta y papel de baño...). Del chofer de la familia,
sospechamos que está de acuerdo con el de la gasolinera y que le entrega
recibos alterados.
También sospechamos de las compañías y de las
personas más serias. Por ejemplo en el primer caso, algún laboratorio que fabrica
medicamentos en todo el mundo es digno de sospecha en México de que los
productos que aquí distribuye no son de la misma calidad. Los que les vende a
los mexicanos "no sirven para nada", sospechamos. Y en el segundo
caso: "Los jueces de la Suprema Corte de Justicia están pagados. ¿Por
quién?, quién sabe, pero están ¡¡¡pagados!!! Hágame usted el favor", es
una sentencia que escuchamos constantemente en nuestro país.
Lo más triste de todo es que sospechamos de
todos, porque en realidad no nos tenemos confianza a nosotros mismos. Si somos
tan desconfiados, es porque somos capaces de hacer lo mismo que de lo que
sospechamos...
gloaeza@yahoo.com
Suscribirse a:
Entradas (Atom)