miércoles, 27 de enero de 2010

Una tregua necesaria; Masonería cubana




Una tregua necesaria
Gustavo E. Pardo Valdés
LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) – A lo largo de la historia de Cuba, dos instituciones de la sociedad civil se han destacado por la influencia que han tenido en sus conciudadanos: la Iglesia Católica Romana y la Masonería.
Lamentablemente, hoy la Masonería está atravesando por momentos difíciles que demandan de sus afiliados el ejercicio de la sensatez al tratar los temas que los fraccionan. Los masones cubanos se han caracterizado  por su lealtad al estatus establecido en las antiguas leyes y preceptos de la Institución Regular Universal.
Apenas a 16 años de ser establecida en la Isla, la Masonería de Cuba se encontraba entre los 18 participantes del Congreso Universal de Masonería Escocesa, efectuado en Septiembre de 1875, en Lausanne, Suiza. Resulta de interés señalar que en el mismo no estuvo representada la Masonería de España, por no existir en ese país cuerpos regulares reconocidos.
En Lausanne se delinearon los aspectos básicos que hoy rigen para el orden y gobierno de la Masonería Escocesa Regular en todo el mundo.
Entre los años 2000 y 2009, un ex alto funcionario de la Gran Logia de Cuba, cuestionó los principios básicos de la regularidad masónica, llegando a hacer llamados públicos al reconocimiento de la masonería femenina en nuestro país.
Ante la gravedad de las implicaciones que estas circunstancias podrían implicar para el sostenimiento de la regularidad Masónica de la Gran Logia de Cuba,  decenas de masones afiliados a logias radicadas en Santiago de Cuba, fijaron su posición de rechazo a esta situación.
A partir de ese momento, se originó una espiral de hechos inusuales en la historia masónica de nuestro país, que generaron la suspensión de sus derechos masónicos por dos años a un Ex Gran Maestro, el enjuiciamiento y expulsión de más de 40 miembros de la institución, la interrupción obligatoria de las actividades de la Suprema Corte de Justicia Masónica, la renuncia de todos sus magistrados, y la separación de dos logias de la confederación de logias agrupadas en la Gran Logia de Cuba.
Este es el pesado fardo que tocó cargar al actual Gran Maestro Sr. José Ramón González, al salir electo para ocupar dicho cargo en la sesión de la Gran Logia, efectuada en marzo 22 de 2009.
A partir de ese instante se esperaba el aumento las confrontaciones y medidas extremas ejercidas sobre los opositores a la línea oficial seguida por los grandes maestros anteriores, pero no fue así.
En uno de sus primeros actos, el Gran Maestro visitó la ciudad de Santiago de Cuba con el fin de solucionar la problemática que originó la separación de las logias Oriente, de Santiago de Cuba, y José Martí, de Palma Soriano y, aunque dadas las circunstancias de extrema confrontación existente entre esos hermanos y las autoridades masónicas, la gestión no resulto exitosa, pero al menos existió la voluntad de resolver el problema.


Han transcurrido 9 meses desde que el nuevo gobierno masónico asumió la dirección de la Gran Logia de Cuba, y hasta el momento no se ha apreciado que el Gran Maestro, o su equipo de gobierno, hayan adoptado las mismas posiciones gubernativas que originaron esta situación.
Es cierto que no se ha avanzado todo lo que se necesita para lograr la reunificación de las logias separadas, ni del establecimiento de un clima de mutua confianza entre los masones cubanos y que, por el contrario, se han recibido informes recientes sobre presuntas confrontaciones ocurridas entre masones santiagueros de diferentes tendencias; pero también lo es que el Gran Maestro ha estado sometido a sucesivos ataques, prácticamente desde el mismo instante de su ascenso a la Gran Maestría, haciendo valida la máxima de que “la violencia genera más violencia”.
Para lograr que se emprenda un dialogo franco y abierto en el cual sea posible la conciliación de los diferentes criterios existentes en la Masonería de la Isla, se requiere:
El cese de las agresiones verbales y escritas, dirigidas en todos los sentidos.

La voluntad de las partes para establecer un compás de espera que conceda a todos la oportunidad de reflexionar y de adoptar posturas serenas y conformes a los intereses de beneficio común.
Las partes habrán de hallar los medios, y las personas indicadas para limar las asperezas, y crear un clima de mutua confianza entre todos los actores de la actual situación masónica cubana.

logiademasones

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